El jardín de los filósofos.

La imagen del jardín como lugar en el que dedicarse al pensamiento y al estudio se remonta a la Antigüedad y está inspirada en los famosos jardines de la Academia platónica.

Por lo que se conoce los jardines griegos eran parques arbolados donde se celebraban reuniones políticas, los atletas se preparaban y disputaban los juegos, y los filósofos impartían sus enseñanzas. Jardines de tales estilos debían ser los de la Academia de Platón o el de los peripatéticos  de Aristóteles.

El jardín de los filósofos es el lugar en el que se nutre y se cultiva la sabiduría. Este jardín  no puede estar destinado al ocio o a la práctica de actividades vanas, por lo tanto: El jardín como tal debe existir en virtud de su tranquilidad y estar destinado a la recreación del alma y del espíritu. Es, por tanto, un lugar de conocimiento y donde se debe poder practicar con serenidad el ejercicio de la filosofía.

Durante el siglo XVII, el hombre abandonó la visión del cosmos derivada de las doctrinas neoplatónicas y aristotélicas vigentes hasta entonces para enfrentarse de manera diferente a la naturaleza, que ya no es la renacentista, dominada por el hombre, sino que es una naturaleza a la que el hombre se adapta y acoge en su interior, y con la que establece una nueva relación que dará lugar a una concepción diferente del jardín.

de Jardines y laberintos.

de Historia de los estilos en jardinería.

Cualquier jardín puede ser considerado como tal siempre y cuando su forma y contenido favorezcan la acción de pensar.

La serenidad que produce esta visión puede estimular el pensamiento filosófico.

Foto: Javier Odriozola Iza. Cornus «Eddies White Wonder».

El jardín como herramienta.